Las cosas sin fin

La vida no se acaba nunca. Y no es que crea que no me voy a morir, es que las cosas que hacemos vienen de jna cadena anterior a nosotros y continuarán mucho después que ya no estemos. Algo así como lavar la ropa.

Creer que las relaciones se quedan estáticas en el momento en que decimos “sí quiero”, o que los niños siempre serán como cuando tuvieron su mejor o peor día hasta ahora, o que uno mismo sigue siendo el mismo, es verdaderamente creer en fantasías. Hasta el mundo, el sol, el universo, se mueven, cambian. ¿Cómo no va a hacerlo uno? Y así vamos, construyendo lo siguiente, sin parar.

Nuestras historias son capítulos en una saga más grande y, como tales, forjan un eslabón. Que claro que es individual, pero también parte de algo más.

Nada termina por completo. Siempre queda ropa qué lavar.

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