Las carretas en el súper

Manejar un carro un poco más grande que el promedio ya de por sí es problemático en Guate. Sólo es rico porque las camionetas lo piensan un poco más antes de embestirlo a uno, pero los parqueos y los espacios y lo duro no es tan bonito. Me bajo del tanque en el que ando estos días y entro aliviada al súper… sólo para toparme con que está llenísimo y que salí de una atorazón a otra.

Dejar las carretas a medio pasillo, que no importe si hay alguien atrás mío, yo me paro donde quiero, cruzar sin revisar si viene alguien más… De verdad no entiendo en qué momento dejamos de estar conscientes que hay más gente a nuestro alrededor y sólo actuamos conforme a lo que nosotros queremos justo en ese momento. Si se supone que los humanos somos seres sociales, que estamos acostumbrados a sobrevivir en manada. Pareciera que hubiéramos evolucionado de animales solitarios, gigantes y todo poderosos que no necesitaban de nadie más.

Lo verdaderamente absurdo es que cada vez estamos más interconectados. La tecnología nos acerca virtualmente a cualquier persona en el mundo. Bien podemos ver cómo vive alguien en la China. Pero no terminamos de acoplarnos a navegar entre las necesidades de los demás, a la vez que satisfacemos las nuestras. Simplemente se nos olvida. Como la carreta atravesada de tal manera que no pasa nadie más.

Tendríamos que poder caber todos. Y yo no vuelvo a hacer súper tarde.

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