Hoy vi un semáforo roto en una forma que me llamó la atención. Sólo alguien con intención pudo haberlo hecho, tomándose la molestia de destruir algo por el simple placer de hacerlo.
Derribar un castillo de arena es mucho más fácil que hacer uno. Arruinar una relación se logra en segundos. Romper a alguien es tan sencillo como dejarle de hablar. Destrozar no cuesta. Construir sí.
No niego que hay cosas que mejor quedan aniquiladas, generalmente para evitar un desastre mayor. Hay plantas que deben cortarse desde la raíz. Pero también creo que la energía está mejor gastada en algo positivo. Hasta dormir cuenta.