La cosa sigue

Ser mamá de hijos con actividades es comprender de forma personalísima que la vida no se detiene, ni para una migraña. Heme aquí, tomando café para bajarme la vena pulsante de la frente y con medio ojo apachado, pero bien parqueada y lista para ver jugar flag al joven. Y es que no hay nada que lo ponga a uno tan bien en su lugar como cuidar a alguien más. Conformamos una red de entes interdependientes. Así es como sobrevive el ser humano. Además que todos tenemos diferentes habilidades.

La famosa división del trabajo no es más que hacer más de lo que hacemos mejor. Que incluye aceptar que uno no lo hace todo bien. Vivir en la más mínima forma de sociedad también tiene mucho de moverse del centro y gravitar con los demás. No siempre, hay ocasiones en las que toca que las cosas giren alrededor de uno, pero esa posición no es permanente, salvo que uno sea un egocentrista de primera y, ¿quién quiere serlo?

A esta hora, el café está haciendo algo de efecto y puedo disfrutar del lado bonito de la maternidad. No me quedan muchos años más de esto.

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