Hay tantas cosas que se pueden mejorar de cómo nos conducimos. Lo malo es que muchas veces no lo hacemos porque queremos regresar a un estado idílico anterior. Como ir al paraíso perdido. Cuando, probablemente, en ese lugar del recuerdo había mosquitos, no se conseguía tocino y abundaban las alimañas.
Todo tiempo pasado sólo parece haber sido mejor. Porque cada vez que sacamos el recuerdo, lo cambiamos a lo que queremos. Eso es sumamente valioso para nuestra integración de personalidad, podemos convertir un pasado traumático en algo positivo. Pero si sólo nos pasamos queriendo regresar a algo que seguro no existió, nunca podremos hacer lo que viene. Y lo que viene. Y lo que viene.
Tal vez el próximo tatuaje que pida diga: hay que hacer lo que se puede, con lo que se tiene. Una forma más elegante de decir: es lo que hay. Y no estar buscando regresar al pasado, porque no quiero que me muerda una serpiente.