Tan rico hacer una receta que quede bien. Entre los pasteles que se tienen que medir con exactitud, los panes que se deben calcular con el tacto y la comida salada que hay que inspirarse, las recetas son fórmulas, guías y sugerencias. Encontrar una que sirva tiene magia en sí. Y el proceso de realizarla hasta comerse el primer bocado es alquimia. El rito de comer en familia nos une desde la primera fogata y regresamos a él todos los días.
Lindos los domingos sin prisas. Hasta el café es pócima. Entre el pan del desayuno hecho el sábado, las costillas del almuerzo y un remedo de pastel en taza, la comida que me doy permiso estos días adquiere toda la dimensión de las cosas prohibidas que se atesoran. Porque estoy con los míos y es lo mejor de todo.