Decir que el fin justifica los medios es no entender que el fin es más importante que los medios. Llegar a una meta muchas veces implica cambiar el camino para acercarse a donde uno quiere, con distintos métodos, hasta parando un poco en el camino.
Hace poco me tatué lo que debe ser mi mantra en el antebrazo izquierdo “El control no es poder”, para recordarme que muy pocas cosas puedo cambiar, pero sí puedo navegarlas. Las personas que no aceptan su incapacidad por tener todo en las manos, son generalmente las que atropellan a todos para lograr lo que quieren. Y dudo mucho que lo obtengan de verdad.
El fin, la meta, es lo más importante. Pero nos toca a nosotros adecuar el cómo.