Los tatuajes para la reunión importante, la boca cuando ríes muy fuerte, los ojos para no ser tan penetrante, los pensamientos y las emociones por intensos. Cúbrete la piel y tápate las ganas. Esconde las manos y no muestres el deseo. Es peligroso enseñar. Porque te miran y piensan que es para ellos.
No podemos escapar de la sociedad en la que vivimos, con sus reglas no escritas y sus expectativas. Lo que se sale de la norma raspa, incomoda. Rechazamos lo que nos es distinto y no sé bien si es porque nos disgusta o nos gusta demasiado.
A mis hijos les digo que siempre pueden hacer lo que quieran sin dañar a alguien más, pero que estén preparados para las consecuencias. Me lo digo a mí misma cuando salgo a la calle enseñando los tatuajes. Es lo que hay.
Cubrirse es usar un escudo. O una mortaja. Supongo que la diferencia es la libertad.