Cada vez que algo me duele emocionalmente es porque yo le puse muchas expectativas que no se cumplieron. No siempre es eso mi culpa. Uno tiene cierto derecho de esperar algo de la gente con la que uno se relaciona, sobre todo si hay reglas claras puestas desde un principio. Pero las personas no siempre cumplen y allí se va todo al caño.
En el budismo (lo poco que entiendo), resumen el dolor/sufrimiento en la vida como la consecuencia de aferrarse a lo placentero y rechazar lo malo. Dentro de eso podría estar hacerse ilusiones. Y comprendo, sobre todo después de tener que consentirme el trancazo, que no sufrir debe ser muy placentero. Pero creo que en esta vida no está en mi naturaleza no hacer planes con la esperanza que se cumplan.
Tal vez lo que sí he aprendido es a no transferirle a la otra persona mi decepción, en los casos en que no hay malicia en la falta. Así, puedo gozarme los planes, la energía invertida, los escenarios imaginarios y, si no se cumplen, dejarlos ir. Porque soñar no cuesta nada.