Aprender de nuevo

Mi mamá hacía la mejor magdalena del mundo mundial. Pero no me gustaba. Sólo esperaba que la hiciera para poder quedarme con las paletas llenas de masa. Claro que ella me dejaba suficiente en el trasto, hasta más que eso. Creo que he hecho esa receta una vez. Y no le di masa a mi hija.

Es más difícil aprender algo que uno ya sabe a comenzar de cero. Tener mente de principiante permite abrirse a recibir todo. Por primera vez. Y construir un edificio con los pedazos de conocimiento que uno va adquiriendo. Pasa el tiempo y uno ya puede decir que uno “sabe” algo. Si ya hay tanto hecho de cierta forma. Como la maternidad. Uno tiene contra qué comparar la propia, si ya tuvo mamá. Allí está el plano de cómo hacer lo bueno y cómo tratar de evitar lo malo. Lo jodido es este impase en el que estoy porque no me había dado cuenta que me duele no poder compartir con mi hija las cosas bonitas que hice con mi mamá. Y esa falta de base me ha desconcertado los últimos dos años. Tengo que aprender de nuevo a hacer algo que según yo ya sabía hacer y pobre la niña porque es con ella con quien ensayo.

Al menos ya dejé de tenerle cariñito a una idea que no está funcionando. Ahora es cuestión de encontrar lo que sí lo haga.

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