Aprender cosas viejas

Estoy tomando un curso por internet en el que aprendí que yo era de cierta forma antes. Años antes. Ya no me identifico con esa conducta, menos mal, pero es ilustrativo que hasta ahora me dé cuenta.

Cuando estamos pasando por un lugar difícil, rara vez podemos verlo. Es hasta que lo dejamos atrás que nos damos cuenta. Las tormentas, si se alargan demasiado, terminan pareciéndonos normales. Así aguantamos las cosas malas crónicas y les dejamos de prestar atención a las buenas constantes. Pero tener perspectiva es un regalo. Nos devuelve la oportunidad de apreciar lo que tenemos, de buscar una mejoría, de crecer.

Estoy segura que, si bien ya no hago lo mismo de antes, hay muchas cosas nuevas que debería también dejar de hacer. Pero también estoy segura que ahora busco darme cuenta más seguido. Ponerse al lado del camino para observarlo todo, respirar, enderezar y seguir. Aprender lo que uno hizo antes.

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