Los días antes de EL día transcurren en paralelo al tiempo normal. Estamos a la expectativa de lo que viene, como si lo que está pasando no importara. No se puede evitar, sobre todo en ocasiones demasiado importantes.
El fenómeno de la observación del tiempo nos compete únicamente a los humanos. Un animal no sabe que mañana es lunes, por ejemplo, o que en cierta fecha es el cumpleaños de su hijo o que en tres semanas va a entrar a la universidad. Todo eso es artificial, hecho por nosotros, para marcar la vida a través de anotaciones en un calendario.
Pero… (siempre yo y los peros, que no me gustan, pero) las marcas en el camino sirven de posiciones de memoria. De recuerdos a dónde volver. Y, aún así, no son lo más importante. Lo importante es ahora. Y después, pero en el momento. Las vísperas, por muy largas que sean , son igual de portentosas que lo que se espera. Porque la vida es ahora y eso es lo que realmente cuenta.