Hoy JM hizo el almuerzo. Algo que yo nunca hubiera cocinado t le quedó delicioso.
Cuando uno tiene hijos, al principio hay una diferencia abismal entre ambos, porque no se comparte ni la habilidad de hablar. Pero con el paso del tiempo, uno se va emparejando. Y se lo puede tomar a tragedia por el niño perdido o a orgullo por el adulto incipiente. Creo que hay un poco de ambos en juego.
Ver a mis hijos acercarse a mis vivencias es fascinante. Siempre habrá una brecha, pero no sólo porque no hayan hecho lo mismo que yo, sino porque yo no haré lo mismo que ellos. Lo mejor es compartir esas experiencias. Y que me hagan el almuerzo.
