Las familias

Somos familia porque transmitimos mitos. Desde que salimos de las cuevas, contando las hazañas en común, ahora nos quedan los recuerdos del tío que se fugó del colegio para enlistarse, o la prima lejana que se huyó con el novio.

Hay más que cuentos en las cosas que se dicen en una mesa llena de gente que comparte genes. Yo tengo poca relación con mi sangre, pero les aliento a mis hijos esa pertenencia. Porque los humanos somos tribales y nuestras mejores características se potencian en un grupo que nos apoye.

Esta época es esencial para seguir las tradiciones, que no son otra cosa que marcas tribales. Como un trampolín: anclado al suelo desde dónde saltar. Aunque yo misma soy ave rara, de ésas solitarias, aliento a mis pichones a tener parvada. Los pájaros suenan más bonito en coro.