Quiero hacer de todo

Siempre me entusiasman los planes de salir. En teoría, escuchar música, bailar, ver gente, arreglarme, platicar, me parece de lo mejor. Paso la mayor parte de mis días sin hablar con adultos de cosas interesantes y, pues, oportunidades para socializar son bienvenidas. Hasta que llega el día y no quiero.

Puede ser que me queden las ganas de salir porque no fui muy parrandera de joven y tengo amigas que sí lo fueron y me dan ganas de compartir esas experiencias. Pero me estoy dando cuenta que mi naturaleza no es de mucha juerga y estoy llegando a aceptar con más tranquilidad que no la necesito, porque lo mío no es eso. Prefiero otro entretenimiento.

Es una revelación eso de conocerse a uno mismo y aceptarse con lo que le gusta y lo que no, sin tener vergüenza que no sea necesariamente lo que hace y disfruta el resto de la gente. Lo nerda no se me ha quitado desde que nací y dudo que los años lo borren. No es una cualidad que se preste para salir y desvelarse.

Lo bueno es que tengo amistades que sí me sacan de vez en cuando a que me dé el aire de la noche y me aceptan que tome una mineral y regrese temprano a mi casa.

Tal vez la próxima fiesta sí salga.