Mi mamá era extremadamente desordenada. Pero encontraba todo. Yo no llego a su desastre, pero si no me arreglo en el mismo orden todas las mañanas, seguro se me olvida ponerme desodorante.
Ser ordenado y ser metódico son vecinos, pero no son iguales. Lo ideal es tener ambos, porque el primero se ve arreglado y el segundo es efectivo. De nada sirve haber coordinado la ropa por color si nos paralizamos cuando hay algo fuera de lugar.
Soy metódica por necesidad. De vez en cuando me entra el gusanito del orden y me inspiro en mi padre. Pero eso no me dura mucho tiempo.
