Con tiempo

Generalmente sé que me voy de viaje unos seis meses antes. Suficiente tiempo para arreglar papelería y tener idea qué voy a hacer en esos días. También me gusta hacer las inscripciones escolares antes, llegar a las fiestas a tiempo y comprar regalos por anticipado. Siento que algo de control le da a mi vida, por mucho que sea una mera ilusión.

Hacer planes nos separa del resto de la fauna terrestre. Los animales viven el día a día, aunque tengan sus propios ciclos naturales. Responden más a instintos que a previsiones. Los seres humanos nos proyectamos, no sólo dentro de nuestras propias vidas, sino para más allá. Una mezcla de arrogancia y esperanza. La primera, creyendo que somos tan interesantes que a alguien le importe si existimos o no. La segunda, pensando que hay futuro. Bonito eso.

Ver más allá y hacer planes me ayuda a alargar el placer de las cosas bonitas por venir y prepararme para afrontar las cosas difíciles. Una buena mezcla, además, de tratar de vivir con lo que tengo enfrente. Tiene sus ventajas, como fijarse en un pasaporte vencido, o enviar un correo de reclamo a tiempo. Nada más feo que revisar el calendario y darse cuenta que la fecha ya pasó.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.