La cara marcada

He estado viendo un montón de videos de cirugías plásticas en las que las pacientes quedan… como si el tiempo hubiera retrocedido. Y por supuesto que me miro la cara y veo el paso del tiempo en cada una de las arrugas y líneas. Peor si sonrío.

Uno nace casi como una hoja en blanco. Claro que con la maleta de la genética, pero lo suficientemente moldeable como para convertirlo en lo que sea. Y los años se encargan de reflejar nuestras decisiones. Los vicios y las virtudes se imprimen en nuestra piel y no hay crema o bisturí que los borre del todo.

Por supuesto que quisiera verme veinte años menor. Sobre todo cuando la señora de la farmacia me dice que seguro fui bonita de joven, dejándome sin saber qué contestarle. Pero también sé que se me marca en la cara mi facilidad para sonreír y el cuidado que me he tenido para llegar sana a vieja. Así que, mientras no me haga algo extremo, me seguiré viendo la vida en la cara. Y está bien.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.