Tenía varios meses de no hacer mi ayuno largo. Había leído que no era bueno hacerlo tan seguido y me lo tomé muy en serio. Pero lo retomé y lo más sorprendente fue que no me estaba muriendo por romperlo.
Cuando uno se quita algo, a veces lo más complicado es cómo volver a meterlo en la rutina. Las privaciones son excelentes en su justa medida y es bueno salir de ellas. Poco se habla de la bondad de estar tranquilo y sin necesidades. Pero hasta de hacerse el fuerte se puede exagerar, porque, como siempre, los humanos lo llevamos todo al extremo dañino.
Rompí el ayuno comiendo normal. Y cuando lo vuelva a hacer, trataré que no me cueste regresar a la normalidad.