No me esperaba humo rosado

Tengo un dragón que saca humo por la boca. Bueno, uno de cerámica al que se le pone incienso en la cabeza y saca humo. Es de mis cosas inútiles favoritas. Hoy le puse un cono de incienso rosado y, para mi sorpresa, el humo también es rosado. No me había fijado que saliera humo de colores con otros conos, tal vez sea mi imaginación, tal vez sea sólo este.

Aún las cosas más familiares, las que más tenemos cerca, son capaces de sorprendernos. Nunca tenemos toda la información, porque no siempre nos fijamos en lo mismo. Pero la mayoría de nosotros camina como si ya lo supiera todo y se pierde de cualquier cosa nueva, sólo por no poner atención. Me ha pasado. El cerebro necesita tomar atajos para no sobrecargarse con información. Llena espacios en las caras que tiene más cercanas, no vuelve a buscar detalles. Está bien, no siempre tenemos tiempo. Pero sí nos lo podemos tomar si queremos volver a sentir el porqué algo nos gustó en un principio.

El cono se ha consumido en lo que escribo esto y estoy convencida que el humo era rosado. No me había fijado antes. Tendré que volver a poner atención.

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