Donde estoy ahorita, no estoy feliz. Me trae demasiados recuerdos de los peores momentos de mi vida, verdaderamente importantes. Pero aquí estoy, haciéndole ganas porque hoy vengo bajo otras circunstancias. No muy felices tampoco, pero no son de vida o muerte.
Tenemos lugares seguros,’donde todo nuestro organismo se relaja. O personas con las que nos abrimos. O recuerdos en los que nos refugiamos. Es rico encontrar incluso dentro de uno mismo un pedazo de calma a donde recurrir para calmarnos. Al final, para eso nos ejercitamos el espíritu: para caminar con calma por los lugares donde acechan los lobos.
Me queda esperar, pero puedo escribir, que es mi forma de tejer una colcha de protección bajo la cual arroparme anímicamente y poder continuar. Porque yo soy el lugar seguro de mi gente y no puedo estar en desorden. Por ellos.