Acabo de descubrir que siempre hay causas, pero no necesariamente razones. Las primeras se responden cuando se pregunta “¿cómo? o ¿cuándo?” las segundas cuando se hace la a veces inútil pregunta de “¿por qué?”. Cuando uno encuentra las causas, las razones dejan de ser importantes, porque uno puede corregir. ¿Cuándo me canso? Cuando no duermo, cuando como mal, cuando…
Me parece que aprendí una lección transformadora para mi vida. No importa por qué.