Lo que más me gusta de la paella es el arroz tostado. Todo lo demás me da un poco lo mismo. Pero para comer ese arroz, hay que pedir paella… o eso creía.
En todo lo que le pasa a uno puede haber algo bueno. Ya sea que lo veamos mucho después, o que lo busquemos en el momento. Es una pura cuestión de perspectiva, porque vaya si no encontramos lo feo en lo magnífico muy fácil. Nuestro cerebro está hecho para encontrar inconsistencias y defectos. Así nos fijábamos en las enfermedades y los peligros. Pero termina un amargado y criticón. Me gusta más pensar que podemos envejecer con el brillo de la maravilla en los ojos.
Hoy comí arroz de paella, sin paella. Porque me las ingenié para recrearlo. Es lo que más me gusta, lo tengo que poder hacer.