La medida de la importancia

Tengo examen de karate hoy en tres horas. Siempre me pongo nerviosa. No sólo porque ya me rompieron una mano una vez, sino porque es algo importante para mí. Y, obvio, así pasa con todo. Con la gente, con las cosas, hasta con la comida. Me afectan las cosas que me son cercanas.

Tenemos una capacidad limitada para brindarle atención a las cosas que nos rodean. Inclusive cuando hacemos algo que queremos, perdemos el enfoque durante algunos segundos. Nos volveríamos locos con tanta información que tenemos a nuestro alrededor. Lo mismo con nuestros afectos y cuánto nos volcamos en las cosas.

Mientras más distantes nos mantenemos de lo que tenemos a nuestro alrededor, menos ocasiones de estresarnos. Pero, ¿cuándo hemos podido lograr nada importante sin involucrarnos emocionalmente?

La vida se vive sintiéndola. Preocupándonos por lo que hacemos. Queriendo dar lo mejor de nosotros. Alegrándonos cuando podemos, frustrándonos cuando no. Tal vez lo más importante es aprender que el entusiasmo lo ponemos nosotros y que siempre podemos sentirnos emocionados.

O nerviosos. Como si nos hubiéramos comido un animal con uñas y dientes y aún siguiera vivo dentro de nosotros. Así como me siento. Ya veremos cómo salgo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.