A mí no se me pegan canciones, se me pegan ideas. Y dan vueltas y vueltas en mi cabeza. Y pocas veces son diálogos agradables. Siempre es recordarme lo malo. Me cae mal esa persona que vive dentro y que no me trata con cariño.
Resulta que vivimos con muchas versiones de nosotros mismos, integradas para funcionar, pero cada una un lado del prisma que somos. Hay que saber cómo tranquilizar a los más neuróticos.
Meditar ayuda. Hablarme bonito ayuda. Y que pase el tiempo ayuda. Pero siempre está en la parte de atrás la voz con las malas ideas. Ya aprenderé.