Uno generalmente no va por la vida contando todo lo que siente o le ha pasado. En primer lugar porque a pocas personas les importa. En segundo, porque es parte de cuidarse uno. La vulnerabilidad es una puerta abierta al alma por la que no se debe dejar entrar a cualquiera. Por otra parte, cuando alguien nos deja pasar, tenemos la oportunidad de conocerlos. Y conocer, casi siempre, nos acerca.
Es difícil no sentir algo de correspondencia con alguien de quien sabemos su historia. El sentimiento de compasión es una herramienta evolutiva que nos ayuda a sobrevivir como especie. Sin el altruismo, es probable que nos hubiésemos extinguido. Pero antes eso era más fácil porque todos vivíamos lo suficientemente cerca como para sabernos toda la vida. Ahora es necesario hacer un esfuerzo.
Es bueno guardarse uno algo de privacidad. Tampoco es obligación llegar a conocer a todos con los que nos relacionamos. Pero es vital hacerlo con los que nos interesan.