Mis hijos son maravillosos. Educados, atentos, agradables… Pareciera que hubieran «nacido sabios». Porque el éxito de la noche a la mañana no demuestra todas las noches que uno ha pasado haciéndole ganas a la vida, a practicar, a estudiar, a educar… Por eso es que la gente se frustra cuando las cosas no les salen a la primera. Creen que a los demás sí.
La práctica de las cosas bien hechas es la que lleva a que salgan bien. Y que conste que hablamos de las cosas bien hechas. De nada sirve implementar una repetición de un mamarracho. Porque eso es lo que nos metemos con los hábitos, buenos y malos. Las cosas que repetimos son las que hacemos. Es que es lógico.
Así que hay que tener en cuenta que de todas formas le estamos metiendo tiempo a lo que hacemos: mejor fijarse en que nos sirva para lo que queremos.