Lo bueno

Crecemos con un innato sentido de la justicia. Un niño de dos años sabe perfectamente bien cuando algo no le está siendo correspondido como se debe. Y nos rebelamos contra atropellos cometidos contra nosotros o los que consideramos nuestros. No de balde tantas revoluciones. Pero no siempre logramos identificar, o parar, cuando nosotros mismos estamos siendo injustos.

La justicia, como valor, es una espada afilada. Corta y separa con nitidez y sin misericordia. Y no siempre es el mejor instrumento para resolver conflictos. La vaina de esa espada es la misericordia, donde se guarda y se protege. Ambos valores son igualmente importantes, pero hay que saber cuál aplicar en determinada circunstancia.

Si tengo que defender, probablemente escoja lo justo. Pero si tengo que negociar, prefiero encontrar lo bueno. Lo bueno implica que hace bien a ambas partes, que no hay cortes fatales y que se puede seguir adelante. La misericordia es buena.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.