Hilvanar historias

Estoy recordando los pedazos de la historia de mi familia que recuerdo de conversaciones pasadas con mis padres. Éramos un núcleo familiar aislado dentro de dos ramas enormes, por un lado porque se habían peleado y por el otro porque a mi papá le caían mal todos mis tíos (o sea, también con ellos se peleó). Resulta que no tengo mucha noción de dónde vienen ni qué hicieron mis antepasados, pero sí tengo, seguro, mucho material genético deformado por sus vidas. Es interesante encontrar las coincidencias, tan siquiera por saber que todos venimos de la misma especie.

Por eso me gusta escuchar la historia personal de la gente a mi alrededor. En todas encuentro algo especial y algo común. Ese hilo conductor que sirve para ponernos a todos en el mismo plano. Lo que más nos acercan son nuestras emociones y son las mismas las que nos hacen retirarnos de alguien. Como los enojos. Supongo que podría tener sesgos muy inclinados al momento de bordar el tejido de mi familia, sobre todo si sólo escucho una parte de la historia. Tal vez por eso me gusta esta especie de limbo en el que crecí, porque me permite observar de lejos. Y tratar de unir los relatos, junto con los de cualquier persona que me hable de su familia más de cinco minutos.

Hoy te digo

Que tus rutinas ayudan a todos a tener días más fáciles, aunque a veces sean difíciles para ti de mantener. Que las cosas complicadas que cocinas te acercan a la memoria feliz de los tuyos. Que los abrazos que tienes que recordarte de dar son el mejor principio de cualquier día. Que puedes estar cansada y no hacer nada un día, para poder hacerlo todo los siguientes. Que se vale que no puedas esos días tampoco. Que eres perseverante, aunque a veces sólo parezcas necia. Que eres amable, en el sentido de merecer que te amen. Que eres suficiente y te queda hasta para guardar. Que en los días soleados, puedes salir a cargar baterías y en los días lluviosos, tomar chocolate caliente. Que puedes mejorar, siempre, pero eso no quiere decir que estés mal. Que está bien comer mal.

Hoy te digo que te quiero. Espero que lo recuerdes.