Uno quiere que sus hijos sean independientes. Les enseña a tomar decisiones propias, a tener opiniones y carácter. Y luego quiere que le hagan caso sin cuestionar. La hipotenusa.
En la adolescencia hay un proceso inevitable de alejamiento entre los hijos y los padres. Cortan el cordón umbilical y uno tiene que darles espacio. Para que se estrellen, pero no tanto. Porque si no lo hacen ahora, en chiquito, les toca después, en grande. Las cicatrices es mejor si uno se las cuida. Pero hay que dejarlos y eso cuesta.
Me toca volver a enseñar modales en la mesa. Graduar volumen de voces. Poner reglas. Y volverlo a hacer. Estoy segura que más de algo se les queda.