Puedo competir y ganar en las olimpiadas de preocuparme antes de tiempo. Puede ser deformación profesional que me hace considerar todo lo malo que pueda pasar y tratar de crear contingencias. Pero… lo primero que uno debe aprender es que no existen los contratos perfectos. Nadie puede imaginarse todo lo que va a suceder.
Así que también trato de planificar para lo imprevisible. Y eso sólo es no atormentarme por lo que no ha pasado aún. Que es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Tengo un tatuaje en el dedo que resume la filosofía de la entrega: todo lo que está sucediendo ahorita no estuvo contemplado. Y, viendo a mi alrededor, no ha estado tan mal.