Hace unos años salió un artículo en The New York Times enumerando 36 preguntas para “enamorarse”. Las preguntas son interesantes, pero creo que tienen poco qué ver con la intimidad. O sea, sí revelan algo de la otra persona, pero si uno de los dos (o ninguno) está dispuesto a ponerle atención sin adulterar a las respuestas, de poco sirven.
La intimidad es resultado de un genuino interés por alguien. Porque conocer, acerca. Y tiene un truco adicional: es constante. No basta sentarse una hora a hacer un ejercicio simpático. Hay que estar atentos lo más que se pueda. Todos cambiamos y siempre hay algo nuevo qué conocer.
He leído varias veces las preguntas del NYT y las recomiendo. También recomiendo hacer las propias, con las cosas que a uno verdaderamente le parecen importantes como qué sabor de helado prefieren. Y volverlas a hacer. Es divertido encontrarse con cosas nuevas en gente conocida.