Compartimos pocas cosas con el adolescente. Él está aprendiendo qué le gusta y yo tengo mis gustos peinando canas. Es un aprendizaje para ambos.
Hay tantos clichés acerca de volver a conocer el mundo a través de los ojos de los hijos. Y por algo son ciertos. Les enseñamos lo básico y terminamos aprendiendo lo esencial.
Me gusta que mi hijo me enseñe lo que le gusta. Aprendo con él. Y compartimos.