Mi mamá tenía una amiga que, 25 años después, aún tenía regalos de boda empacados. Trató varias veces de convencerla de usarlos. ¿Si no ella, quién?
Nos pasa seguido con lo que nos gusta. Tratamos de no gastarlo. Pero las cosas se acaban inclusive de no usarlas. Es como tener un perfume. El tiempo igual lo acaba.
Supongo que algo parecido me pasa con mis cosas favoritas. La ropa, sobre todo, que dejo para una ocasión especial. No debería. Peor es que se manche de estar guardada.