El fin del año bien podría ser en mayo. Da lo mismo. Nos inventamos un principio dentro de un círculo, que de por sí siempre se repite. Pero da lo mismo. Porque lo verdaderamente importante es que regresamos a estar en un lugar igual, en un momento distinto.
Medimos nuestra vida en ciclos y los repetimos. Es malo cuando esperamos que sean iguales. Es bueno cuando nos sirve para comparar el progreso. Y hasta eso es relativo, porque no avanzamos en línea recta.
Es bueno recordar que a estos días les asignamos un peso especial, pero que eso mismo podríamos hacer con cualquier otro. No existe un nuevo año si no decidimos hacer cosas nuevas, mejores. Y luego tenemos que seguir haciéndolas siempre. Porque todos los días son un principio.